LA FELICIDAD

El primer punto del libro es la felicidad, la autora se pregunta: ¿por qué hay gente que tiene tendencia a sufrir y quejarse cualquiera que sea su situación?, ¿existe la buena suerte o no es tan aleatoria como parece?, ¿Qué importancia tiene la carga genética en la configuración de la mente y el carácter de las personas?, ¿Qué factores me predisponen a ser más feliz?.

La sociedad actual es comparativamente mas rica que nunca, se dispone de todo y a solo un click de distancia, y por lo tanto estamos normalizando la sobreabundancia, nos creemos merecedores de todo, y que la acumulación de cosas es lo que dará acceso a la felicidad.

Cuando en realidad la felicidad consiste en tener una vida lograda, donde intentamos sacar el mejor partido a nuestros valores y a nuestras aptitudes.

La felicidad está íntimamente relacionada con el sentido que le damos a nuestra vida, a nuestra existencia.

Por lo tanto el primer paso para intentar ser felices es saber qué le pedimos a la vida.

Así también tratar de no confundir sentido con sensaciones.  La sociedad tiene un vacío espiritual que intenta llenar con sensaciones, intenta tener emociones nuevas cada vez más intensas, buscando gratificación momentánea, lo que produce más vacío interior llevando de manera inevitable a rupturas psicológicas o comportamientos destructivos.

La felicidad verdadera no está en el tener, sino en el ser.  Nuestra forma de ser es la base de la verdadera felicidad.

La felicidad tiene mucho que ver con la manera en que yo me observo, analizo y juzgo, y con lo que yo esperaba de mí y de mi vida; es decir,  la felicidad se encuentra en el equilibrio entre mis aspiraciones personales, afectivas, profesionales y lo que he ido poco a poco logrando.

La felicidad y el sufrimiento

La vida tiene sus altibajos, uno puede atravesar situaciones alegres, momentos de felicidad, pero también momentos difíciles.  El sufrimiento es parte de la vida, no existe una biografía sin heridas.

Para poder ser feliz hay que aprender a superar los momentos exigentes y difíciles, o al menos a intentarlo.

No podemos elegir gran parte de lo que nos sucederá en la vida, pero somos absolutamente libres, todos y cada uno de nosotros, de elegir la actitud con la que afrontarlo.

La manera en la que cada uno se sobrepone y vuelve a empezar marca nuestra personalidad en muchos aspectos. Ese talento nace de una fortaleza interior que todos tenemos desarrollada en mayor o menor medida: la resiliencia.

El concepto de resiliencia fue puesto en boga por el médico francés Boris Cyrulnik, quien indica que resiliencia es la capacidad del ser humano para reponerse de un trauma y, sin quedar marcado de por vida, ser feliz.

Antes se pensaba que los traumas sufridos en la infancia eran imborrables, pero la resiliencia da esperanza.

Cualquier persona que pase por alguna experiencia traumática, marcada por el dolor y el sufrimiento tiene esperanza, puede superar aquello con terapia adecuada y volverse resiliente.

Existen métodos de curación que sanan las heridas más profundas.

Los pilares de la resiliencia según Boris Cyrulnik son tres:

  • El personal. Contar con herramientas interiores desde el nacimiento; el apego seguro.
  • El contexto familiar y social. El tipo de apoyo que otorgan los cuidadores, padres y figuras de apego. Estos son clave para sobreponerse a un trauma doloroso.
  • El contexto social. Es decir, contar con el apoyo social y legal en esos momentos, el apoyo de la comunidad, mitiga el trauma y fortalece a la víctima.

Como ejemplos de eventos traumáticos podemos poner la violación o la prostitución de menores.   Pero sin irnos a eventos tan desafortunados, también se encuentra la pérdida de un hijo, la pérdida de un hermano, el abandono en la infancia, entre otros.

Todos estos sufrimientos son escuela de fortaleza.

El desarrollar fortaleza interior es lo que nos ayudará a superar los problema.  Se cultiva aprendiendo a dominar el yo interior, los pensamientos del pasado o inquietudes del futuro que nos atormentan y nos impiden vivir de forma equilibrada en el presente.

Como se dijo anteriormente, para ser feliz hay que saber que se le pide a la vida, para ello hay que forjar un proyecto de vida con objetivos a largo plazo, esos objetivos son los que a pesar de cualquier golpe, evento desafortunado, trauma o sufrimiento, nos marcarán el camino hacia la meta. 

Veamos en 5 puntos cuál es el sentido del sufrimiento:

1.- El dolor posee un valor humano y espiritual.  Puede elevarnos y hacernos mejores personas.

2.- El sufrimiento nos ayuda a reflexionar.  El dolor, nos empuja a clarificar el sentido de nuestra vida, de nuestras convicciones más profundas.

3.- El dolor ayuda a aceptar las propias limitaciones.  A aceptar que somos seres vulnerables, a reconocer que necesitamos ayuda y el cariño o apoyo de otros; que solos no podemos.

4.- El sufrimiento transforma el corazón. Tras una etapa difícil, con el dolor como protagonista, uno se acerca al alma de otras personas. Es capaz de empatizar y de entender mejor a los que le rodean.

5.- El sufrimiento puede ser la vía de entrada a la felicidad.  El dolor conduce a la verdadera madurez de la personalidad, a la entrega a los demás y a un mayor conocimiento de uno mismo.